“Dos sujetos del texto”
El Idiotopo Alfa y el Idiotopo Omega se encuentran en el texto o, más
precisamente, en el semiotopo del texto. Su relación es recíproca, en lugar de
unidimensional. Ezquerro escribe: “el sentido no es sentido (no tiene sentido)
si no circula” (33).
Esta afirmación cuestiona la idea del “autor” y su “mensaje único”, para cambiarlo por uno que represente el fluido semántico-significativo constante. El sentido circula en dos direcciones, primero del sujeto Alfa al Omega, pero después en sentido inverso.
“Función de comunicación del texto”
Sujeto Alfa: núcleo duro del sujeto Alfa: autor, pero también, corrector,
editor, ilustrador, comentador, crítico, traductor, etc.
Sujeto Omega: los sujetos que intervienen en el Alfa son, en un inicio,
Omegas. Incluso el mismo autor lo es. Pero, más allá de estos primeros Omegas,
existe una diversidad de lectores que, en su lectura, modifican de manera
invariable el texto original.
El caso de la literatura oral demuestra con
claridad, la participación del sujeto Omega en la creación de la obra. Al escuchar la obra, la memoriza
y, cuando piensa recitarla él o ella mismo/a, la cambia, la modifica. Estas
modificaciones son la historia del texto hasta que llega a estamparse en papel.
Para simbolizar a esta cadena de creadores, se ha inventado al bardo por
excelencia, a Homero, un ser más mítico que real.
En el caso de la literatura escrita, podemos hablar
de “una comunicación in absentia,
diferida, indirecta, mediatizada” (36) También de una comunicación plural y
abierta, donde intervienen varios factores en el sujeto A y el Ω. Es gracias a esta indeterminación que podemos
hablar de una literatura a través de los siglos.
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