Wednesday 20 February 2013

Ensayo de Ezquerro "La carta robada"



Este ensayo de Milagros Ezquerro aborda la novela de García Márquez, El coronel no tiene  quien le escriba. Lo primero que hay que preguntarnos es el significado del título. Si la hipótesis principal de Ezquerro se cimenta en los motivos de la “espera” y su tema es “la esperanza” y la “frustración” llamar al ensayo “La carta robada” es anticipar un final poco optimista. Es afirmar que, a pesar de los anhelos y luchas del Coronel y su pueblo, el resultado ya está dado por fuerzas ajenas al sistema; alguien tomó la carta, la robó, de nada sirve cualquier lucha. Claro que esta es sólo una opinión subjetiva, personal, pero para quien sepa leerla, complementará el significado de la obra de manera importante. Otra interpretación posible, es una alusión erudita al cuento de Poe, donde, para entender su significación, habríamos que relacionarla con el texto. Una posible interpretación es que el resultado de la lucha entre frustración y esperanza siempre estuvo ahí, la carta era visible a todo el mundo, menos a los más interesados en ella: otro final pesimista. 
      Vayamos ahora a la hipótesis central: “una interpretación ideológica que mucho tiene que ver con el idiotopo del receptor y con el sujeto alfa como visión particular que de él tiene el sujeto omega” (85) En otras palabras, el centro de la investigación será el sujeto alfa como voz, reproductor de un cierto idiotopo omega; se trata una visión del sujeto alfa como narrador, escritor, voz, del sujeto omega.
         Antes, no obstante, es importante analizar la obra, sus partes y su semiotopo.
       En principio, Ezquerro realiza un estudio pormenorizado de la obra. Más que relatarnos el “asunto”, lo analiza verdaderamente en base a “motivos” y “tema”.
        (El asunto “es el argumento central de la fábula” “lo que aparece en una primera lectura” (85) “lo que el asunto es en la organización aparente”, el tema “lo es en la organización interna”, el tema es “la clave, la fuerza organizadora” (86). Por último, motivo es “una situación, un ser, un objeto definido, que, en la organización aparente, se dan como secundarios o accesorios con relación al asunto, y en la organización interna pueden ser, o bien avatares particulares del tema, o bien otros componentes de esta organización, orquestados por el tema.” (86) Es decir, para llegar al tema, que es la clave interpretativa del texto, tenemos que identificar, en primera instancia, el asunto, luego los motivos.)
La decisión de los motivos no es arbitraria, se encuentra bien justificada en el texto. Así pues, desde el texto, en seis motivos distintos (organizados inclusivamente en gráficas, para su mayor significación), llegamos a la obtención del tema principal: la frustración y la búsqueda de esperanza en ella implícita.
De ahí, del texto, saltamos al semiotopo.
En el semiotopo, Ezquerro se enfoca en dos elementos primordiales: tiempo y personajes.
En el caso del tiempo, realiza una división del tiempo histórico y el de la ficción.
En el primero, tenemos un año de esperanza, 57, precedido de medio siglo de guerras, muerte y frustraciones políticas. Como dato interesante, el autor, sujeto alfa, inscribió al final de la novela, la fecha y lugar donde termina el proceso de escritura. Este lugar es París (en específico Hotel Sorbonne) y el año, es el posterior a la conclusión de la novela. Este hecho es importante, porque el narrador se inscribe de esta manera dentro de la expectativa del pueblo entero para una nueva lucha, del gallo, y también porque, en cierta manera, termina por escribir al Coronel. 
El tiempo de la ficción, particulariza este otro tiempo, en el caso específico del año 56: el invierno como tiempo de prueba, guerra de sobrevivencia, y el mes de diciembre como la posibilidad de un nuevo enfrentamiento. También tenemos en evocaciones, los años de lucha del Coronel, la muerte de su hijo y la del músico, ese mismo año.
De esta manera, concluye Ezquerro, García Márquez inicia un proceso que desarrollará después con sus mejores novelas, de “metaforización, simbolización o mitificación de la Historia” (101) mediante las relaciones estrechas del tiempo ficcional y la actualidad política. Este proceso, ubica al narrador como herramienta indispensable para escribir, dar significado, a la Historia. Y a García Márquez, como alguien que realizó dicha tarea, describiendo lo latinoamericano bajo metáforas o símbolos generales, la soledad y la frustración, mientras que al latinoamericano, con folclorismos y particularidades exóticas, la peleas de gallos y la superstición religiosa.
Vayamos ahora a los personajes.
Ezquerro ubica una simpatía entre el narrador y el personaje principal. Una manera de argumentar esto, es que el narrador sólo tiene acceso a la mente de dicho personaje, ve la realidad a través de sus ojos. No es, sin embargo, una simpatía total, existe un sesgo notable de ironía frente al Coronel. Se trata, mejor dicho, de un alineamiento de valores, donde los que representa el Coronel (honradez, ingenuidad, infantilismo, idealismo) les son más afines que otros.
Y aquí la conclusión que refuerza la hipótesis inicial. Si el idiotopo alfa se encontraba influenciado o determinado por un sujeto omega, se trata de un cierto “tipo” de sujeto omega. Es un sujeto omega que lo ubica a él como traductor, voz, como alguien que lo escriba, lo defina, le dé vida. Ezquerro dice “el sujeto productor comparta el estado de frustración de la sociedad, y que experimente su acto de escritura como una satisfacción simbólica, para él y para la colectividad que representa.” (107) Regresamos, pues, a la imagen del Bardo de una sociedad silenciada, frustrada. Se trata de una visión redentora y pesimista donde, más allá del juego de la esperanza y la frustración, queda el testimonio, la carta, el escrito de la lucha.   
            

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