Este ensayo de Milagros Ezquerro aborda la novela de García Márquez, El coronel no tiene quien le escriba. Lo primero que hay que
preguntarnos es el significado del
título. Si la hipótesis principal de Ezquerro se cimenta en los motivos de
la “espera” y su tema es “la esperanza” y la “frustración” llamar al ensayo “La
carta robada” es anticipar un final poco
optimista. Es afirmar que, a pesar de los anhelos y luchas del Coronel y su
pueblo, el resultado ya está dado por fuerzas
ajenas al sistema; alguien tomó la carta, la robó, de nada sirve cualquier
lucha. Claro que esta es sólo una opinión subjetiva, personal, pero para quien
sepa leerla, complementará el significado de la obra de manera importante. Otra
interpretación posible, es una alusión erudita al cuento de Poe, donde, para entender su
significación, habríamos que relacionarla con el texto. Una posible
interpretación es que el resultado de la
lucha entre frustración y esperanza siempre estuvo ahí, la carta era visible a todo el mundo, menos
a los más interesados en ella: otro final pesimista.
Vayamos ahora a la hipótesis
central: “una interpretación ideológica que mucho tiene que ver con el idiotopo
del receptor y con el sujeto alfa como visión particular que de él tiene el
sujeto omega” (85) En otras palabras, el centro de la investigación será el sujeto alfa como voz, reproductor de un
cierto idiotopo omega; se trata una visión del sujeto alfa como narrador,
escritor, voz, del sujeto omega.
Antes, no obstante, es
importante analizar la obra, sus partes y su semiotopo.
En principio, Ezquerro
realiza un estudio pormenorizado de la
obra. Más que relatarnos el “asunto”, lo analiza verdaderamente en base a
“motivos” y “tema”.
(El asunto “es el argumento central de la fábula” “lo que aparece en una
primera lectura” (85) “lo que el asunto es en la organización aparente”, el
tema “lo es en la organización
interna”, el tema es “la clave, la
fuerza organizadora” (86). Por último,
motivo es “una situación, un ser, un objeto definido, que, en la
organización aparente, se dan como secundarios o accesorios con relación al
asunto, y en la organización interna pueden ser, o bien avatares particulares
del tema, o bien otros componentes de esta organización, orquestados por el
tema.” (86) Es decir, para llegar al
tema, que es la clave interpretativa del texto, tenemos que identificar, en
primera instancia, el asunto, luego los motivos.)
La decisión de los
motivos no es arbitraria, se encuentra bien
justificada en el texto. Así pues, desde el texto, en seis motivos
distintos (organizados inclusivamente en gráficas, para su mayor
significación), llegamos a la obtención del tema principal: la frustración y la búsqueda de esperanza
en ella implícita.
De ahí, del texto, saltamos al semiotopo.
En el semiotopo, Ezquerro se enfoca en dos elementos
primordiales: tiempo y personajes.
En el caso del tiempo, realiza una división del
tiempo histórico y el de la ficción.
En el primero, tenemos un año de esperanza, 57,
precedido de medio siglo de guerras, muerte y frustraciones políticas. Como
dato interesante, el autor, sujeto alfa, inscribió al final de la novela, la
fecha y lugar donde termina el proceso de escritura. Este lugar es París (en específico
Hotel Sorbonne) y el año, es el posterior a la conclusión de la novela. Este
hecho es importante, porque el narrador se inscribe de esta manera dentro de la
expectativa del pueblo entero para una nueva lucha, del gallo, y también
porque, en cierta manera, termina por escribir al Coronel.
El tiempo de la ficción, particulariza este otro
tiempo, en el caso específico del año 56: el invierno como tiempo de prueba,
guerra de sobrevivencia, y el mes de diciembre como la posibilidad de un nuevo
enfrentamiento. También tenemos en evocaciones, los años de lucha del Coronel,
la muerte de su hijo y la del músico, ese mismo año.
De esta manera, concluye Ezquerro, García Márquez
inicia un proceso que desarrollará después con sus mejores novelas, de “metaforización, simbolización o
mitificación de la Historia” (101) mediante las relaciones estrechas del tiempo
ficcional y la actualidad política. Este proceso, ubica al narrador como
herramienta indispensable para escribir, dar significado, a la Historia. Y a
García Márquez, como alguien que realizó dicha tarea, describiendo lo
latinoamericano bajo metáforas o símbolos generales, la soledad y la
frustración, mientras que al latinoamericano, con folclorismos y
particularidades exóticas, la peleas de gallos y la superstición religiosa.
Vayamos ahora a los personajes.
Ezquerro ubica una
simpatía entre el narrador y el personaje principal. Una manera de
argumentar esto, es que el narrador sólo tiene acceso a la mente de dicho
personaje, ve la realidad a través de sus ojos. No es, sin embargo, una
simpatía total, existe un sesgo notable de ironía frente al Coronel. Se trata,
mejor dicho, de un alineamiento de
valores, donde los que representa el Coronel (honradez, ingenuidad,
infantilismo, idealismo) les son más afines que otros.
Y aquí la conclusión que refuerza la hipótesis
inicial. Si el idiotopo alfa se encontraba influenciado o determinado por un
sujeto omega, se trata de un cierto “tipo” de sujeto omega. Es un sujeto omega que lo ubica a él como traductor, voz, como
alguien que lo escriba, lo defina, le dé vida. Ezquerro dice “el sujeto
productor comparta el estado de frustración de la sociedad, y que experimente
su acto de escritura como una satisfacción simbólica, para él y para la
colectividad que representa.” (107) Regresamos, pues, a la imagen del Bardo de
una sociedad silenciada, frustrada. Se
trata de una visión redentora y pesimista donde, más allá del juego de la
esperanza y la frustración, queda el testimonio, la carta, el escrito de la
lucha.
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