Thursday 28 February 2013

Repaso


“Dos sujetos del texto”

El Idiotopo Alfa y el Idiotopo Omega se encuentran en el texto o, más precisamente, en el semiotopo del texto. Su relación es recíproca, en lugar de unidimensional. Ezquerro escribe: “el sentido no es sentido (no tiene sentido) si no circula” (33).

Esta afirmación cuestiona la idea del “autor” y su “mensaje único”, para cambiarlo por uno que represente el fluido semántico-significativo constante. El sentido circula en dos direcciones, primero del sujeto Alfa al Omega, pero después en sentido inverso.

“Función de comunicación del texto”

Sujeto Alfa: núcleo duro del sujeto Alfa: autor, pero también, corrector, editor, ilustrador, comentador, crítico, traductor, etc.  

Sujeto Omega: los sujetos que intervienen en el Alfa son, en un inicio, Omegas. Incluso el mismo autor lo es. Pero, más allá de estos primeros Omegas, existe una diversidad de lectores que, en su lectura, modifican de manera invariable el texto original.

El caso de la literatura oral demuestra con claridad, la participación del sujeto Omega en la creación de la obra. Al escuchar la obra, la memoriza y, cuando piensa recitarla él o ella mismo/a, la cambia, la modifica. Estas modificaciones son la historia del texto hasta que llega a estamparse en papel. Para simbolizar a esta cadena de creadores, se ha inventado al bardo por excelencia, a Homero, un ser más mítico que real.

En el caso de la literatura escrita, podemos hablar de “una comunicación in absentia, diferida, indirecta, mediatizada” (36) También de una comunicación plural y abierta, donde intervienen varios factores en el sujeto A y el Ω. Es gracias a esta indeterminación que podemos hablar de una literatura a través de los siglos.   

Wednesday 20 February 2013

Ensayo de Ezquerro "La carta robada"



Este ensayo de Milagros Ezquerro aborda la novela de García Márquez, El coronel no tiene  quien le escriba. Lo primero que hay que preguntarnos es el significado del título. Si la hipótesis principal de Ezquerro se cimenta en los motivos de la “espera” y su tema es “la esperanza” y la “frustración” llamar al ensayo “La carta robada” es anticipar un final poco optimista. Es afirmar que, a pesar de los anhelos y luchas del Coronel y su pueblo, el resultado ya está dado por fuerzas ajenas al sistema; alguien tomó la carta, la robó, de nada sirve cualquier lucha. Claro que esta es sólo una opinión subjetiva, personal, pero para quien sepa leerla, complementará el significado de la obra de manera importante. Otra interpretación posible, es una alusión erudita al cuento de Poe, donde, para entender su significación, habríamos que relacionarla con el texto. Una posible interpretación es que el resultado de la lucha entre frustración y esperanza siempre estuvo ahí, la carta era visible a todo el mundo, menos a los más interesados en ella: otro final pesimista. 
      Vayamos ahora a la hipótesis central: “una interpretación ideológica que mucho tiene que ver con el idiotopo del receptor y con el sujeto alfa como visión particular que de él tiene el sujeto omega” (85) En otras palabras, el centro de la investigación será el sujeto alfa como voz, reproductor de un cierto idiotopo omega; se trata una visión del sujeto alfa como narrador, escritor, voz, del sujeto omega.
         Antes, no obstante, es importante analizar la obra, sus partes y su semiotopo.
       En principio, Ezquerro realiza un estudio pormenorizado de la obra. Más que relatarnos el “asunto”, lo analiza verdaderamente en base a “motivos” y “tema”.
        (El asunto “es el argumento central de la fábula” “lo que aparece en una primera lectura” (85) “lo que el asunto es en la organización aparente”, el tema “lo es en la organización interna”, el tema es “la clave, la fuerza organizadora” (86). Por último, motivo es “una situación, un ser, un objeto definido, que, en la organización aparente, se dan como secundarios o accesorios con relación al asunto, y en la organización interna pueden ser, o bien avatares particulares del tema, o bien otros componentes de esta organización, orquestados por el tema.” (86) Es decir, para llegar al tema, que es la clave interpretativa del texto, tenemos que identificar, en primera instancia, el asunto, luego los motivos.)
La decisión de los motivos no es arbitraria, se encuentra bien justificada en el texto. Así pues, desde el texto, en seis motivos distintos (organizados inclusivamente en gráficas, para su mayor significación), llegamos a la obtención del tema principal: la frustración y la búsqueda de esperanza en ella implícita.
De ahí, del texto, saltamos al semiotopo.
En el semiotopo, Ezquerro se enfoca en dos elementos primordiales: tiempo y personajes.
En el caso del tiempo, realiza una división del tiempo histórico y el de la ficción.
En el primero, tenemos un año de esperanza, 57, precedido de medio siglo de guerras, muerte y frustraciones políticas. Como dato interesante, el autor, sujeto alfa, inscribió al final de la novela, la fecha y lugar donde termina el proceso de escritura. Este lugar es París (en específico Hotel Sorbonne) y el año, es el posterior a la conclusión de la novela. Este hecho es importante, porque el narrador se inscribe de esta manera dentro de la expectativa del pueblo entero para una nueva lucha, del gallo, y también porque, en cierta manera, termina por escribir al Coronel. 
El tiempo de la ficción, particulariza este otro tiempo, en el caso específico del año 56: el invierno como tiempo de prueba, guerra de sobrevivencia, y el mes de diciembre como la posibilidad de un nuevo enfrentamiento. También tenemos en evocaciones, los años de lucha del Coronel, la muerte de su hijo y la del músico, ese mismo año.
De esta manera, concluye Ezquerro, García Márquez inicia un proceso que desarrollará después con sus mejores novelas, de “metaforización, simbolización o mitificación de la Historia” (101) mediante las relaciones estrechas del tiempo ficcional y la actualidad política. Este proceso, ubica al narrador como herramienta indispensable para escribir, dar significado, a la Historia. Y a García Márquez, como alguien que realizó dicha tarea, describiendo lo latinoamericano bajo metáforas o símbolos generales, la soledad y la frustración, mientras que al latinoamericano, con folclorismos y particularidades exóticas, la peleas de gallos y la superstición religiosa.
Vayamos ahora a los personajes.
Ezquerro ubica una simpatía entre el narrador y el personaje principal. Una manera de argumentar esto, es que el narrador sólo tiene acceso a la mente de dicho personaje, ve la realidad a través de sus ojos. No es, sin embargo, una simpatía total, existe un sesgo notable de ironía frente al Coronel. Se trata, mejor dicho, de un alineamiento de valores, donde los que representa el Coronel (honradez, ingenuidad, infantilismo, idealismo) les son más afines que otros.
Y aquí la conclusión que refuerza la hipótesis inicial. Si el idiotopo alfa se encontraba influenciado o determinado por un sujeto omega, se trata de un cierto “tipo” de sujeto omega. Es un sujeto omega que lo ubica a él como traductor, voz, como alguien que lo escriba, lo defina, le dé vida. Ezquerro dice “el sujeto productor comparta el estado de frustración de la sociedad, y que experimente su acto de escritura como una satisfacción simbólica, para él y para la colectividad que representa.” (107) Regresamos, pues, a la imagen del Bardo de una sociedad silenciada, frustrada. Se trata de una visión redentora y pesimista donde, más allá del juego de la esperanza y la frustración, queda el testimonio, la carta, el escrito de la lucha.   
            

De la traducción



La traducción es una de las creaciones más ingratas. Existe la idea bastante tradicional y cerrada de que el traductor debe servir de instrumento invisible a la obra traducida; debe desaparecer en su trabajo. Esto puede considerarse válido, si creemos que el autor debe también desaparecer; reducir a la nada su autoría. Ambos, sin embargo, traductor y creador realizan un trabajo similar. La diferencia radica en que el primero está bajo una “libertad vigilada”, según Ezquerro. Es decir, debe reproducir el semiotopo del texto original de manera a que lo único que cambie es su código lingüístico.   
          Esto, no obstante, es imposible. La complejidad del texto impide una traducción literal, única. Se presenta el dilema de reproducir la lengua extranjera en las “exigencias peculiares” de la lengua en la que traduce el texto. Se realizan varias tentativas y ninguna será la definitiva.
        El trabajo del traductor guarda cierta semejanza con la escritura del académico. Ambas son de segundo grado, es decir, sobre un texto. En ambos casos estamos hablando de una actividad que afecta el texto original y al idiotopo Alfa. Mientras que el texto crítico me aporta un nuevo acercamiento (interpretación-comprensión) del texto original y su idiotopo, la traducción me da un texto distinto del original. 

  • De manera que no podemos decir, que leemos tal novela china o islandesa. Leemos, en realidad, la traducción en español de tal novela.
  • Lo mismo podemos decir de los cuentos de Edgar Allan Poe traducidos por Cortázar o Las Hojas de Hierba de Whitman traducidos por Borges. En ambos casos, leemos a Poe-Cortázar, Whitman-Borges.

La diferencia entre académico y traductor es la libertad creativa que tiene el primero respecto al segundo. El traductir tiene que reproducir de manera más fidedigna el semiotopo cultural, social, textual del texto original.
Por último, sorprende que a pesar de la distancia que existe “entre los componentes socio-culturales, las condiciones de observación” del texto y el lector, distancia casi abismal cuando se trata de culturas tan dispares como digamos la japonesa y la mexicana, o culturas tan alejadas en el tiempo, como la Grecia Antigua, a pesar de ello siga existiendo una comunicación significativa entre ambos. Esto debe causarnos gran admiración no sólo por el texto original, sino por la labor de traducción capaz de llenar la “indeterminación de los códigos lingüísticos y de los sistemas textuales”.

Wednesday 6 February 2013

De la interpretación



La interpretación es el trabajo más importante del crítico-académico literario. Se trata de su producción tangible, mensurable. Un académico de importancia y renombre debe haber producido varios textos respaldados por revistas científicas arbitradas.
La interpretación se lleva a cabo, según Ezquerro, en dos momentos y con dos facultades: Descodificación e Interpretación.

  •   La descodificación implica entender y evaluar el semiotopo en el cual se consume e inserta el texto. Desde el código lingüístico, hasta el género literario al que pertenece, o las obras con las que dialoga. También es conocer o intuir el  Idiotopo Omega. De esta manera, si leo a un autor contemporáneo quizá sea más difícil reconocerlo y evaluarlo como productor, también es posible que ignore lo que se ha dicho u opinado sobre él. De esta manera mi acercamiento es más ingenuo que, por ejemplo, mi acercamiento a Chejov o Flaubert.
  • La interpretación, dentro del mecanismo de consumo del texto, está relacionada con las posibilidades y peculiaridades del observador. En base a su idiotopo, el lector aportará un sentido a la obra. Este sentido no es unívoco, es decir, mi interpretación no es la correcta, ni la única.
Podemos caer en el error de creer que existe un mensaje único por la índole misma de la comunicación, especialmente la comunicación conversacional. En una orden o mensaje sencillo: “Trae la leche”, es difícil dar cabida a la ambigüedad. Pero si la persona que nos pide eso, toman un vaso de leche en ese justo momento. ¿Qué pensar del mensaje? ¿Se está burlando? ¿Quiere que yo me siente con él a tomar otro vaso?
Hay un sinfín de intenciones y connotaciones veladas que, en el caso de la conversación se van más o menos descubriendo. Para ello no sólo contamos con emisor y receptor en un mismo espacio y tiempo, también con un lenguaje oral, gráfico, gestual, etc. Este mensaje, Ezquerro lo llama determinado en oposición al texto, que es indeterminado.
          Si la conversación es ambigua, plural, abierta, el texto lo es aún más. El texto, al entrar a su semiotopo adquiere vida propia, se vuelve un mensaje en relación con otros mensajes dentro de la indeterminación y la variedad de espacios y tiempos.  
    El académico, o lector profesional, crea interpretaciones complejas y argumentadas. El reseñista puede crear interpretaciones cuya función es escandalizar, envilecer o enaltecer. Cada lector crea sus propias interpretaciones. Al final, algunas de estas interpretaciones trascenderán el olvido y afectarán el idiotopo Alfa y el semiotopo del texto. Por ejemplo:

  • La crítica de Harold Bloom sobre Shakespeare, a quien considera el creador del humanismo moderno y el núcleo principal del canon literario. Para Bloom dicho canon está fundamentado en la variedad y la originalidad lingüística del autor y sus temáticas que revelan la psicología compleja del humano. Esta crítica ha modificado el idiotopo Shakespeare (a quien ya no se le puede ver como un teatrero) y el semiotopo de su obra (la cual no se puede leer como un simple entretenimiento)

A estas creaciones, algunas de las cuales entran en el mundo de la literatura, Ezquerro las llama metatexto o texto-comentario. En ambos casos, se trata de una producción de segundo grado porque nace de otro texto, en lugar de nacer de la llana realidad. La situación se hace más compleja cuando Borges escribe cuentos de segundo grado inventando el referente o libro original. Pero por ahora concluyamos que la crítica literaria es, en resumen, una producción de metatextos.